Y así pasaron los días, luego las semanas y después inevitablemente paso el mes, y eso significaba que mañana Edward volvería a Londres y se alejaría de mi por cuatro meses.
El día completo nos la pasamos juntos encerrados en su habitación, nos dedicábamos a mirar dentro de los ojos del otro, intentando decifrar nuestros pensamientos y susurrandonos cuanto nos amábamos, tratábamos de no separarnos el uno del otro y nos mandábamos miradas de melancolía.
Sentía que el alma se me había achicado por las sensaciones de soledad que se posaban en mi corazón al saber que en menos de 24 horas perdería al amor de mi vida, la única razón que me quedaba para vivir, y la persona por la que cada mañana despertaba con una sonrisa.
Salí de la habitación con la escusa de buscar un baso con agua, baje las escaleras teniendo cuidado en no caer, pero mi torpeza era tan grande que resbale en el ultimo escalón y caí de bruces contra el frió suelo.
No hice ningún intento de levantarme, solo me dedique a recoger mis rodillas y envolverlas con mis brazos, apoye mi cabeza en el hueco de mis rodillas y llore, estaba en el piso, recostada en posición fetal y soltando pequeños sollozos de dolor cuando alguien se paro frente a mi.
-Bella...- dijo la triste voz de Alice a mi lado- Vamos lebantate...- no hice ningún amago de moverme- Isabella Marie Swan si no te levantas en este mismo instante juro que llamo a Edward...
Levante mi cabeza para verla mejor.
-¿Que quieres que haga Alice? ¿Que cante y baile alrededor de la casa?... no puedo, no quiero dejarle ir, pero es por su bien... yo no quiero ser la razón por la que el pierda un año escolar...
-Entonces lebantate Bella... disfruta el ultimo día que tienes a su lado... y luego espera su llegada feliz.
Me levante del suelo con un poco mas de animo, las palabras de Alice eran sinceras y me habían llegado, sabia que tarde o temprano estaríamos juntos, y aunque el destino nos intente separar lucharemos para encontrarnos. Seque las ultimas que se derramaron por mis ojos y me encamine nuevamente a su habitación.
Al entrar vi a Edward sentado en su cama, con su espalda y cabeza recostados contra la pared y sus ojos cerrados dándole una excreción a su rostro de tranquilidad y a la vez nostalgia.
Camine hacia el intentando hacer el mínimo ruido posible, me senté entre sus piernas y apoye mi espalda en su pecho, automáticamente sus brazos rodearon mi cintura y entrelazo nuestros dedos apoyandolos en mi estomago.
-Pensé que nunca regresarias...- dijo con voz rota.
-Edward yo siempre estaré hay...
En un momento de la tarde nos dormimos sin siquiera darnos cuenta.
Desperté cuando el sol baño mi rostro, cuidadosamente voltee mi rostro y observe como Edward aun dormía, con mucha delicadeza me levante de la cama y me encamine a mi habitación. Podía notar como todos los músculos de mi cuerpo estaban agarrotados por dormir con las ropas puestas.
Me bañe con cuidado, sintiendo como el agua caliente aflojaba cada uno de mis músculos, pensando en que seria de mi vida luego de su partida...
La realidad me golpeo en ese momento como una bola demoledora... el se iba... durante cuatro meses no lo vería, el era mi sol y ya no lo tendría a mi lado.
Me fui deslizando por la pared de la ducha, los sollozos que salían de mi pecho eran imposibles de retener, me hice un ovillo en el suelo, dejando que mis lágrimas se confundan con el agua que me caía en el rostro...
-Bella...- dijo Alice entrando a la ducha y ayudandome a levantarme.
En ese momento no me importo nada, incluso estar desnuda antes sus ojos, el dolor en mi corazón me impedía siquiera tener vergüenza, me envolví en un toalla y salí junto con Alice a mi habitación.
Me cambien sin siquiera fijarme lo que me estaba poniendo, solo deje que mis manos hicieran su trabajo.
-Bella, vamos bajemos a despedirnos de Edward.
Todos los Cullen acompañarian a Edward al aeropuerto... yo me había negado rotundamente a ir. Sabia que si lo veía no podría resistir las ganas de decirle que se quedara a mi lado... así que timidamente baje las escaleras y hay estaba mi Dios griego.
Sus ojos estaban brillantes, era como si quisiera llorar y hacia cualquier cosa para no hacerlo. Esa imagen me partió el corazón.
Fui hacia el y tome con delicadeza su rostro entre mis manos, le acaricie la mejilla en un intento de grabar en mi memoria su delicadeza mientras el hacia lo mismo que yo.
-Te amo...- dijimos ambos al mismo tiempo antes de fundirnos en un apasionado beso.
El beso fue dulce pero a la vez lleno de sentimientos guardados, las lágrimas que caían por mi rostro sin control mientras Edward se dedicaba a secarlas sin dejar de besarme aun. No quería separarme de el así que lo abrace por el cuello enredando mis dedos en su pelo, el llevo sus manos a mi cintura y me apego mas a el...
Poco a poco nos fuimos separando y después cada uno se sumergió en los ojos del otro...
-Adiós Edward...- dije las palabras que mas miedo me daba decir y las cuales me partieron el corazón al pronunciarlas.
-Adiós no Bella... esto es un hasta pronto amor...
Edward se inclino y deposito un casto beso en mis labios antes de salir por la puerta y cerrarla tras el...
No sabia cuanto tiempo había pasado desde que solo me dedique a mirar la puerta por donde Eward se había ido...Y en ese momento me di cuenta de mi gran error. Yo debería estar con el hasta el final, debería despedirme del el en el aeropuerto y no aquí.
Subí a mi habitación corriendo al darme cuenta de lo que yo realmente quería, busque entre los cajones un regalo que me había dado Edward hace unas cuantas semanas el cual yo me había negado rotundamenta a usar, pero el testarudo como es me obligo a conservar.
Fui al garaje de la casa y hay estaba, era un BMW Z4 gris, nunca lo había utilizado ya que le había dicho a Edward que no necesitaba ningún auto, pero en este momento le agradecía que me hubiera obligado a conservarlo.
Me subí al auto y el olor a cuero de los asientos se poso en mi nariz, prendí el motor resiviendo un suave ronroneo en respuesta y acelere en punto muerto.
En cualquier circunstancia me hubiera asustado ir a 160, pero en este momento tenia la adrenalina en las venas y entendía por que Edward conducía a toda velocidad.
Llegue al aeropuerto después de una hora de andar por la carretera como loca, corrí como desquisiada por todo el aeropuerto, me desespere cuando escuche como hacia la primera llamada para el vuelo de Edward... No podía permitir que se fuera sin antes decirle que lo amo, besarlo y verlo ir con una sonrisa en el rostro...
-Edward!...- grite ,al ver su cabellera broncinea de espalda a lo lejos, provocando que varias personas voltearan en mi dirección.
Todo a mi alrededor desapareció cuando el se volteo y nuestras miradas se encontraban, corrí con todas mis fuerza hacia el y vi como tiraba una mochila al suelo, tensaba su cuerpo y abría sus brazos.
Salte hacia el y enrede mis piernas en su cintura, no me detuve a pensar en el lugar que estábamos cuando de pronto y sin previo aviso lo bese como nunca lo había echo, a nuestro alrededor se podría armar un incendio y ni cuenta nos daríamos, ya que con ese beso no olvidamos del mundo y armábamos nuestro propio fuego.
Cuando Edward mordió sensualmente mi labio inferior creo que hasta el nombre se me olvido, poco a poco el beso se fue debilitando y cuando paramos nos abrazamos como si la vida se nos fuera a acabar, mis piernas aun estaban en su cintura y su cabeza descasaba en mi cuello mientras que con mis manos acariciaba dulcemente su cabello.
-Te amo Edward...- dije en un hilo de voz- te amo como nunca amare a nadie mas... no me olvides amor.
-Eso nunca Bells... Yo también te amo- respondió contra mi cuello con voz rota y en ese momento senti como varias gotas caían sobre mi hombro.
Y hay fue cuando me di cuanta de que Edward estaba llorando. Me sentí a morir al escuchar como sus pequeños sollozos se devilitaban al chocar en mi cuello, desenrede mis piernas de su cintura poniéndolas al fin en el suelo, tome su bello rostro entre mis manos como si fuera el tesoro mas importante... mi tesoro.
-Edward... no llores por que me rompes al verte así... soy muy egoísta como para dejarte ir... pero te amo demaciado y por eso quiero lo mejor para ti... y lo mejor es que estudies... no te preocupes que yo siempre te amare.
Mire sus ojos buscando algún rastro de felicidad, me sorprendí al encontrarme con dos posos sin brillo, el brillo de sus ojos verdes se había esfumado, dejando paso a un negro azabache que no le pertenecía a el ¿Tal era su sufrimiento que sus ojos eran capaz de reflejar el dolor de su alma?
-Cuida de mi corazón... lo he dejado contigo- fue lo ultimo que susurro en mi oído.
Lo ultimo de lo que fui consiente antes de derrumbarme a llorar en brazos de Emmett fue el casto beso en los labios que Edward me dio y su espalda caminando en dirección a los detectores de metales antes de entrar al avión.
En ese momento recordé una frase que mi madre me decía de cuando niña antes de morir...
"Muchas veces el amor que mas anhelamos es el que no podemos tener"